jueves, 16 de octubre de 2008

Ámsterdam, foco del comercio mundial


Holanda, 1649. Durante la primera mitad del siglo XVII, los Países bajos se han convertido en una gran potencia económica: el estado controla las dos terceras partes de los intercambios internacionales, y su capital, Ámsterdam, ha pasado a ser un emporio del comercio mundial. El antiguo centro comercial y financiero de la región, Amberes (Bélgica), perdió importancia desde que los holandeses ocuparon la desembocadura del Escalda y cerraron el acceso de Amberes al mar del Norte. A partir de ese momento, Ámsterdam, que ya había adquirido una considerable importancia gracias a la emigración judía de finales del siglo XVI, se convirtió en una importante plaza bancaria y asumió la herencia de Amberes.

La flota mercante holandesa aventaja con claridad a la de sus competidores ingleses, franceses, españoles y portugueses, lo que permite a los comerciantes locales acumular grandes reservas monetarias.



Bibliografía

-Crónica de la humanidad, Barcelona 1988, Plaza & Janes

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